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¡Andalucía! esta tierra culta, alegre y luminosa, tiene poderes para sostener nuestro arco de convivencia. Quiero aprovechar este medio para lanzar un deseo, una aspiración como andaluz y como hombre viejo. Quisiera hacer un llamamiento a todos, por conservar nuestra forma de hablar, creo que nuestros tonos, expresiones, matices, giros y modos, son únicos, especiales e inimitables, y por eso hay que mantenerlos, preservarlos y cuidarlos como una joya.

Nuestra forma de expresarnos, brota, nos sale igual que los retoños, de abajo a arriba y de dentro a fuera, todo lo demás será artificial, fingido, simulado, alterado. Seamos sencillos, naturales, llanos, no queramos intentar hablar de una forma que no es la nuestra; no descuidemos ese hermoso acento andaluz, no dejemos de reconocer ese habla peculiar como nuestra, por la que han pasado tantas y tantas civilizaciones y todas, han sido asimiladas como buenas: tartessa, fenicia, romana, mora y cristiana. Aquí llegaron, florecieron y nos dejaron lo mejor de su arquitectura y de su arte, todo aquello que hoy conservamos como nuestro.

Por eso Andalucía, crisol de culturas, se siente orgullosa de lo que es, como nosotros debemos sentirnos orgullosos de pertenecer a ella. Cádiz, Chiclana, Medina, Conil, La Isla, Puerto Real, el Puerto, Algeciras, los pueblos blancos, etc... Todos estos municipios son únicos y diferentes, tienen su historia, historia asimilada durante años que los identifica. Tienen sus personajes ilustres, sus hijos adoptivos, sus célebres escritores, cantaores, bailaores, guitarristas y toreros. Entre las cosas que nos unen está el sol, la cal, la luz, la vida, las salinas, las playas y una historia en común.




Cada esquina, cada portal, cada calle donde hemos nacido, y hemos gastado nuestras vidas, son un presente y fueron un pasado. Son los pueblos donde vivieron nuestros ancestros. Todo esto que nos une, siempre estará presente en nuestras vidas y esperemos que mañana también esté en la de los niños y jóvenes de hoy.

Estos pueblos, deben permanecer siempre muy unidos y en profunda colaboración entre hermanos. Hay una gran diferencia entre conocer algo, y comprenderlo, como nos comprendemos todos nosotros. Formamos una cultura, un ser, una forma de actuar en la vida, una forma de relacionarnos, una forma de reaccionar ante las instituciones, una forma de reír, una forma de cantar, una forma de hablar. Nuestra forma de hablar. Tenemos la obligación de seguir manteniéndola viva, y sin deformarla a nuestro antojo y capricho, nunca debemos sentirnos ridículos hablando en andaluz que es, como realmente sabemos hacerlo.A ninguno se nos puede olvidar, que todo el mundo sepa, como decía Serrat cantando un poema de Mario Benedetti, que el sur también existe.