1 comentarios / jueves, 15 de noviembre de 2012 a las 11:32 / Publicado por Chiclana Hoy

La dicha de ser abuelo por el Abuelo Chano



Una de las experiencias que nos sumerge en una nueva etapa de nuestra vida es la de convertirnos en abuelas o abuelos, un momento vital para el que no siempre estamos preparados y al que no todo el mundo accede de la misma manera.

Hay quien experimenta una especie de sensación de decrepitud e involución, mientras otras personas sienten con el nuevo estatus un renacimiento de ilusiones dormidas.

La vida me ha dado grandes satisfacciones. Tengo ocho nietos que son, como decía mi madre de mí y de mis otros cuatro hermanos, ¡como yo los quería!, nueve bisnietos que son mi alegría y todos adorables. Ellos me buscan para recibir un consejo o para contarme sus cositas cotidianas.

Por cariño me llaman "papaito", siento un amor muy especial por mis nietos y bisnietos, me desvivo por ellos, es un cariño muy intenso, como de padre, pero mil veces multiplicado. Nos remueven hasta la última fibra del corazón. Es algo diferente de lo que siento por mis hijos. No quisiera que los bisnietos se me hicieran grandes. Los nietos vienen a contarme sus anécdotas de las profesiones o trabajos que tienen, de sus estudios y progresos, de las metas que van alcanzando. La mayoría de mis nietos mayores –como casi todo Cádiz–, se encuentra en paro.

He intentado ser un ejemplo en la vida para cada uno de ellos, una unión a la gran cadena de nuestra familia. Doy gracias a la vida por mantenerme hasta hoy con ilusiones y tener una calidad de vida acorde con el siglo que llevo vivido.

Una de las bendiciones más grandes y extraordinarias que nos obsequia el Supremo es la experiencia de llegar a abuelos e incluso bisabuelos. Gracias a Dios por la oportunidad de ayudar a formar a los nietos con menos responsabilidad y sin repetir los errores que cometimos con los hijos. A través de esos nietos que hoy vemos crecer, sentimos que nuestro espíritu se transmitirá de generación en generación y de esa manera, observamos que hemos tenido también la inmensa suerte de ayudar a forjar a los hombres mujeres de mañana.



Entre mis nietos, los hay como en todas las familias. Unos continúan estudiando, otros han finalizado alguna carrera y el resto, después de haber estudiado lo básico, decidieron optar por la utopía o fantasía de encontrar un empleo.

A veces desvarío y veo totalmente incoherente, la situación tan desfavorable por la que estamos atravesando. Los jóvenes que han “perdido” toda su juventud inmersos en sus estudios, atraviesan una realidad perjudicial con respecto a sus semejantes que decidieron optar por buscar trabajo. Todos ellos, con carreras, buenos oficios, o peones, se ven en la misma cola del paro.

Esto es lo que más nos preocupa a los padres y abuelos. ¿Qué futuro tienen estos jóvenes? ¿Dónde lo hemos metido? ¿Qué porvenir le hemos dejado?....

He pasado por muchas etapas de esta vida, he vivido situaciones parecidas. He sufrido la despedida de familiares que se tuvieron que ir a otros países. Tengo varios hijos y nietos que –al estar en el extranjero– los veo crecer, a través de fotos que me envían de ellos sus padres.

Pero qué queréis que os diga, hace cinco años no estábamos nada mal. Según tengo entendido, la crisis ha afectado a todo el Globo terráqueo. La miseria ha sido regada por todo el mundo. ¿Pero quienes nos han sumergido en este abismo? No entenderé nunca, que un banco se apropie de una casa de familia por no poder hacer frente a un préstamo. A familias que no tienen ni para comer. No puedo discernir ni comprender, que estos mismos bancos, vayan indultando a los partidos políticos. No llegaré nunca a entender el comportamiento de los ricos poderosos, sobre los más modestos y dóciles. Hoy ningún trabajador puede decir que está colocado fijo. Los puestos de trabajo penden de un hilo. Dicen que se está preparando una reforma laboral para –según los entendidos– sentar las bases de la creación de empleo en el futuro. Posiblemente nada de esto puedo lograr interpretar y, será debido a mi longevidad.
He visto que al final, me he liado. He dejado de hablar de mis nietos para pedirle a Dios que nos coja confesados.

"El cigarrillo en la boca
y la vista sobre el cielo.
Así se pasa las horas
de esparcimiento el abuelo".

1 comentarios:

  1. . Anónimo el 16 de noviembre de 2012, 13:29 dijo ...

    Abuelo Chano, estoy deacuerdo contigo. Los abuelos no están más para educar. Ya han educado, bien o mal, a sus hijos. Los abuelos están para dar cariño, echar una mano de vez en cuando, y pasar un buen rato con sus nietos.

    M.P.


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