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Posiblemente por mi vejez, se me escapan estas cosas, o no están al alcance de mi mente, por lo tanto, no las comprendo. Hemos tenido más de siete años a muchas vacas engordando. La mayoría, han amasado y aglutinado grandes fortunas. Un honrado trabajador, jamás puede llegar a obtener ni alcanzar, esos monumentales patrimonios, que algunos han logrado de la noche a la mañana. Trabajando dependiente de un sueldo, ni aún viviendo siete veces.

Aquí se ha dejado de la mano al bribón “listillo”, para que hiciera lo que le viniese en ganas. Aquí se han preocupado solamente de que el pícaro, el tunante, el sinvergüenza y cara dura, moviera el dinero del color que fuese.

Lo importante, era el efecto y la repercusión que ello suponía en las arcas de la administración. Cuantas más grandes superficies, más entradas e ingresos para las arcas.  Cuantos más edificios altos tipo rascacielos mucho mejor. Cuantos más créditos daban los bancos, preferiblemente mejor para la economía de mercado.

¡Pero tenían que llegar “las vacas flacas”!

Se presentó el final de la burbuja inmobiliaria. La crisis bancaria y por desgracia, el aumento del desempleo. Lo que se tradujo en el surgimiento de grandes movimientos sociales encaminados a cambiar el modelo económico y productivo así como cuestionar el sistema político exigiendo una renovación democrática. El movimiento social más importante es el denominado Movimiento 15-M, surgido en mayor medida, por la precariedad y las condiciones económicas de la clase media y baja.

Nuestro “Faraón”, al parecer, no recurrió a nadie para que le interpretaran sus sueños

Los antiguos egipcios, tuvieron más suerte que nosotros. El Faraón se dejó aconsejar por el esclavo José, y gracias a su laboriosidad, rectitud y honestidad, su amo lo nombró mayordomo de su casa y administrador de todos sus bienes. El Faraón le ordenó que se pusiera al frente de Egipto convencido de su inteligencia.

Hoy por lo visto, los únicos inteligentes son nuestros gobernantes. El pueblo y sus habitantes, estamos pagando sus errores. Los trabajadores no somos responsables de estos ineptos. Los obreros, que nunca nos hemos podido mover del cuadro, no somos los autores ni los encargados de administrar nuestros impuestos. Los jornaleros, operarios o asalariados, no somos los causantes de haber llevado a España a la ruina. El nivel de vida de un incansable trabajador, ha sido siempre para subsistir, permanecer y sobrevivir con el sudor de su frente.

El empleado no ha pretendido nunca ambicionar, perseguir ni reclamar nada más que sus derechos logrados a cambio de sus servicios. El jubilado, que después de más de cuarenta años ,cotizando, como está establecido, un día llegó la hora de licenciarse y dejar de prestar sus servicios, hombre o mujer, que cumpliendo la ley, ejecutaron sus respectivas ocupaciones. Jubilados que le han paralizado el IPC (índice del Precio al Consumo). Recién jubilados que esperaban ansiosos que llegase este día, hoy ven que tienen que pagar sus medicamentos.

Los trabajadores, no somos los creadores de la crueldad ni de la bestialidad a la que estamos siendo sometidos. ¡Ojalá!, esta palabra árabe que significa Dios lo quiera, encontremos algún día, a un José que descodifique los sueños del “Faraón”.

Abuelo Chano